sábado, 28 de marzo de 2015

Capitulo 1 [narrador: Javi]


   Me lebanto sobresaltado. Me había dormido, justo en mi turno de guardia. Oigo gruñidos procedentes de los caminantes, pero vienen de fuera de la casa. Alzo la cabeza para revisar la habitación. Espero un momento a que mis ojos se acostumbren a la oscuridad. Veo a Sarah durmiendo en un rincón junto a Kevin y Julia, y a John al otro lado, aferrándose a su cuchillo de cocina como si eso lo salvase de las pesadillas. Los sesenta años no le han sentado bien, sobre todo con esta situación, y siempre lo repite cuando tiene ocasión.

   No veo a Mike, así que me pongo a registrar con la mirada toda la habitación nervioso. Él sabe que no puede abandonar el cuarto por la noche. No lo encuentro pero un carraspeo silencioso me indica su posición. Está al lado mía, sugetando la escopeta atento por si un muerto entra en la casa. Se debió despertar por los gruñidos y me vió dormir, así que asumió la guardia. O tal vez nunca se llegó a dormir, al fin y al cabo nunca estubo de acuerdo con que yo montara guardia, no por el color de mi piel, sino por mi edad. Le parece mal que un chaval de dieciseis años esté cuatro horas de la noche despierto después de haber estado caminando y corriendo todo el día anterior.

   Le digo por señas que se duerma, que yo ya he descansado suficiente y que no me volverá a pasar. Pero Mike es tozudo, y tras largos intentos me duermo agotado.

   Me vuelve a despertar un desagradable sonido. Es John gritándome para que me levante:

   -¡Despierta de una maldita vez, chaval! ¡Hay que moverse!

   Me levanto todo lo rápido que puedo, y me fijo aterrado, que la luz del sol es de altas horas de la mañana. ¡Ya debían de ser las once!

   -Basta John - dice Kevin.- Vas a atraer caminantes, y no podemos quedarnos aquí mucho más tiempo.

   -Coge esto grano de cacaco - me dice Mike a la vez que me pasa una pistola.- Seis tiros, nada más, aprovéchalos.

   -¡¿Sólo seis?! Pero ayer quedaban nueve - dice Sarah.

   -¿Cómo te crees que nos libramos de los dos ex-carteros que nos atacaron? - Responde Mike con sarcasmo.- De todas formas aun nos quedan esas y veintitrés de la escopeta. Pero a partir de ahora será mejor que si podemos, les matemos con armas blancas. Son silenciosas, pequeñas y fáciles de manejar.

   -Pero aun así hay que encontrar armas de fuego y municiones. Si nos ataca un grupo ni los cuchillos ni las seis balas nos ayudarán - dice Julia.- ¿Cual es la tienda de armas más cercana?

   -La de Litle Ville, un pequeño pueblo de carretera a treinta y cinco kilómetros siguiendo la municipal, pero según mi mapa hay una prisión a diecinueve kilómetros atravesando el bosque - contesta Mike.

   -¡Una prisión! - Digo alegrado.- Si nos logramos meter dispondríamos de unas vallas que nos protegiesen.

   -Pero es muy peligroso - dice Kevin.- Un lugar así debía de tener a mucha gente, muy junta y apretada, que se podría morder con facilidad. Debe de estar abarrotada de ellos.

   -Tienes razón - afirma Sarha, que siempre está a favor de Kevin.

   -Pero también estamos escasos de comida - digo yo, que soy el encargado de almacenar la comida y racionarla.- Debe haber algún supermercado o un bar donde aprovisionarnos de algunas latas de conservas.

   -Hay una gasolinera con cafetería a cinco kilómetros por la autopista, pero está en dirección contraria a Little Ville, por lo que tendríamos que esperar otro día para ir a por las armas - contesta Mike.

   -Pues vamos por las armas - dice Kevin.

   -No, necesitamos más la comida - contradigo.

   -Iremos por las armas - finaliza Mike.- Y con suerte tal vez encontremos un veículo con el que ir mañana a por la comida, o tal vez encontremos algún camión militar de suministros como el del mes pasado.

   -Lo que está claro es que necesitamos armas y un mejor refugio - dice John.- Y no podemos olvidar registrar las casas por si alguien se olvidó algo.

   -Es un pueblo de carretera - dice Sarah.- Ni siquiera tiene supermercado, y la gente de esos lugares se solía llevar los víveres a Atlanta.

   -Ya veremos lo que hacemos cuando lleguemos - dice Kevin.

   -¡Eso es lo que mató a Mery y a Paul en lo del colegio!-Grita Julia.


[El colegio. Nuestro fiel refugio durante el primer año. Después de la caída de Atlanta unos pocos supervivientes encontraron un gran colegio bastante alejado. Completamente vallado con vallas de metal muy altas. Con terrenos de cultivo y espacio para mucha gente. Cuando lo reforzaron salieron a buscar a todos los que habían sobrevivido. Como yo y los demás, a excepción de Mike. Él era uno de los que encontraron el colegio. Vivimos seguros durante más de un año, hasta que otro grupo apareció queriendo quedarse el colegio para ellos solos, y comenzó una guerra. Con la ventaja táctica, numérica y armamentística los vencimos sin prácticamente bajas. Pero los tres o cuatro que quedaban se subieron a un camión, lo llenaron  de combustible y echaron la puerta del refugio abajo, dejando que los cientos de caminantes que se habían acumulado allí entraran. Y no contentos con ello continuaron hasta el pabellón, que utilizábamos de almacén e incendiaron el camión. Al poco rato toda la gasolina que llevaban quemó el edificio. Nosotros logramos escapar junto a Mery y Paul, pero vimos que aún quedaba gente en el desván del edificio principal, encerrados. Esperamos dos días en un granero cercano, hasta que Mike dijo que debíamos ir a salvarlos, que las cosas ya se habrían calmado y que ya pensaríamos un plan cuando llegásemos. Mientras subíamos las escaleras del edificio a todo correr perseguidos por los muertos Mary tropezó y calló en sus fauces, y cuando Paul abrió la puerta con una palanca y los dos caminantes con las venas cortadas que estaban allí se abalanzaron sobre él también lo perdimos. Logramos salir de allí por el conducto de ventilación, no sin estar atrapados varias veces entre las manos de un putrefacto cadáver.]

   -Llegaremos a la tienda de armas, forzaremos la puerta y pasaremos allí la noche - dice Mike-. Y si es segura y podemos proveernos de provisiones por la zona lo convertiremos en un refugio provisional para cuando encontremos otro sitio en los mapas.

   El silencio indica la sumisión de todos, incluida la mía. En unos minutos salimos por la puerta a todo correr. Mike se carga a dos caminantes con su machete y Kevin se carga a uno con su palo de escoba, en el que había puesto al final la cabeza de un pico que se había roto. Corrimos bastante más hasta dejar atrás a los caminantes que nos seguían en un cruce.

  Estuvimos casi todo el día caminando, encontrándonos a más herrantes de lo normal, con los que perdimos tres balas más, que no hicieron otra cosa que atraer a otro pequeño grupo que estaba cerca. Por suerte no perdimos a nadie, pero a esos últimos mordedores los tuvimos que dejar vivos, ya que eran demasiados para nosotros, por lo que aligeramos el paso y estuvimos atentos a que no nos alcanzaran.

  Más adelante nos llegó un golpe de suerte. Encontramos un coche que había chocado ligeramente contra un árbol, y en el suelo, no muy lejos vimos lo poco que quedaba del caminante en que se había convertido su conductor. El coche tenia suficiente gasolina para llevarnos a la tienda de armas y unos kilómetros más.

   Nos subimos y pronto llegamos a Little Ville. Como imaginamos apenas habían caminantes, unos cinco o seis, bastante distribuidos por el lugar. Mientras Julia se encargaba de forzar la cerradura con unas ganzúas Kevin, John y Mike se encargaban de los muertos del lugar. Cuando por fin entramos pudimos ver que el dueño se había llevado todas las armas que cabían en su coche antes de irse, pero por suerte el coche no debía ser muy grande. Había decenas de municiones para muchas armas distintas. Y también habían cantidad de rifles, revólveres, escopetas, pistolas... y muchas mas armas de fuego. A mayores tenían chalecos antibalas de diferentes tallas y formas, algunos incluso con protección en los hombros y en las piernas, a los que sacaríamos bastante partido. También tenían un arco de tamaño mediano con guías para saber utilizarlo y crear sus flechas, nueve cuchillos y un francotirador.


CONTINUARÁ...